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Regresa Belén Gonzalo a la galería de arte Ármaga. En el tiempo que ha pasado desde su última exposición en León hay un cambio importante en su obra, un cambio propiciado por la poesía.

¿Cómo ha llegado a este universo poético la pintora? «Hay sido paulatinamente, creo que los colores y las formas de mis cuadros ya son en sí mismos una cita poética. Pero ha sido a través de los títulos de mis lienzos como he llegado a escribir versos. Siempre me interesó crear unos títulos sugerentes. Poco a poco los he ido ampliando, haciéndolos más largos. Así ha llegado un momento en el que esos títulos se han convertido en pequeñas poesías. En esta exposición he querido que el catálogo sea un auténtico libro poético, sobre todo porque es una muestra que he querido dedicar muy especialmente a mi padre, que es uno de mis principales apoyos vitales».

El colorido de la obra de Belén Gonzalo es extraordinariamente personal. Su abstracción nos traslada a un mundo onírico siempre sobre un fondo inmaculadamente blanco. «Quiero -explica- que los motivos que pinto vivan libremente en la pared, que vayan más allá del rectángulo del cuadro. Es algo que vengo haciendo desde hace ya bastante tiempo, especialmente desde el momento en el que ingresé en el mundo de la abstracción».

En sus cuadros reina la mancha, estallidos de color que parecen flotar sobre la superficie del lienzo de una manera aleatoria, pero que al ser contemplados con detenimiento cobran una nueva dimensión. «Desde siempre -nos dice- he tenido gran interés por el color, es más, creo que es precisamente el color es una de las notas que mejor distinguen mi obra».

Belén Gonzalo es una pintora eminentemente gestual que no sólo emplea los pinceles, sino que también derrama los pigmentos de muy diversas maneras. «En mis cuadros hay mucho de improvisación, hay una parte importante que dedico a la casualidad. Naturalmente ello no supone que no planifique cuidadosamente cada cuadro. Así que lo improvisado, lo casual, entra dentro de las directrices que me planteo de antemano».

En cuanto a la poesía que Belén Gonzalo ha querido hacer protagonista de la muestra, dice Ernest Yassine: «Su lenguaje melancólico emerge, desconcertante y sutil, de un atanor nunca sepultado bajo las capas de un tiempo sin fundamento. Huye del simulacro de la herida, de los grotescos arabescos del auto-engaño… Su sensibilidad anhela y rechaza a la vez la materialización del sentimiento, y en esta paradoja nos reconocemos todos».

Además de los lienzos y los versos, Belén Gonzalo, presenta en Ármaga una interesante serie de pinturas decorativas sobre seda que se convierten en originales complementos femeninos.

Lugar: galería Ármaga. Alfonso V, 6.

Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00.

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